Se va el sol y ya casi es de noche, pero antes de que lo sea, he ido a ver la casa quemada y da una pena enorme. Verla de cerca y sin prisas te da tiempo a imaginar la amargura que tienen que sentir sus dueños, me pongo en su lugar e imagino la impotencia y la rabia, sobre todo si se demuestra que fue fallo de construcción. Mucha paciencia es lo que se necesita ahora cuando entran en juego tantas cosas: responsabilidades, seguros, gremios, tiempo ... y la moral por los suelos.
Es cierto y muchas veces son accidentes por falta de responsabilidad en el trabajo, no digo que sea este caso porque lo desconozco, pero el ahorro de un céntimo en el material puede traer consecuencias.
ResponderEliminarFalta demostrarlo, claro, pero vieron un trevesaño de madera tocando la chimenea que por lo visto fue el que empezó a arder. El constructor no quiere saber nada ... bueno, esas cosas que encima son largas y lentas.
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