"La muerte y la vida, la duración y la destrucción, la miseria y la gloria, la pobreza y la riqueza, la sabiduría y la ignorancia, la reprobación y la alabanza, el hambre y la sed, el frío y el calor, he aquí las vicisitudes alternantes cuyo curso constituye el Destino. Quien no deja que le afecten estos acontecimientos mantiene su alma intacta".- Confucio.
Foto: Sí, de veintiséis años, una aldeana de Hau Thao, regresa del campo al atardecer, Vietnam.
Supongo que se refiere a no dejar que los sucesos puntuales, sean buenos o malos, dejen una huella tan profunda que repercutan en el resto de nuestra vida, pero ese es un estado que no me parece del todo humano, no se me ocurre cómo conseguirlo sin dejar de tener sentimientos.
ResponderEliminarEs un dominio absoluto, es anular. Yo me inclino más por encauzar los sentimientos evitando que se desborden, si se puede, pero el estado que persigue Confucio es pura teoría, creo yo.
EliminarPues yo os confieso que a mi me afectan todas esas cosas que no debería dejar que me afectaran, por tanto he llegado a la conclusión que debo tener el alma “hecha unos zorros” Je, je, perdonar , pero es que hoy tengo el día tonto….
ResponderEliminarLaureta, hoy estás cansada, eso es lo que te pasa.
EliminarY que cada uno es como es, yo vengo de una familia en la que mi padre lloraba a moco tendido con Heidi y con Marco, así que lo llevo en los genes, hay días que hasta los anuncios me ponen tonta. Antes no era así, al menos que yo recuerde, no sé si es cosa de la edad o de las experiencias vividas, puede que de las dos cosas.
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