Esta tarde primaveral no podía quedarme sin salir un poco, a mi paso, al paso de mi pie. Al pasar por delante del Seminario he sentido esa tristeza que te da contemplar la casi ruina de lo que antaño fue explendor. No hace muchos años, esos jardines llenos de zarzas eran preciosos rosales y en el patio de los seminaristas se podían escuchar las alegres risas de "los curetas" y los pelotazos del balón pegando en sus tapias. Es triste ver las ventanas abiertas, los cristales rotos y el silencio fantasmal que rodea a un dificio cuyo futuro es la construcción de un complejo hotelero.
En 1616, Martín Bandrés Baile, dejó en testamento una fundación para dar estudios a hijos de Jaca y nace el Seminario de Santa Orosia en la calle Ferrenal. En el siglo XVIII se crea el Seminario de Nuestra Señora de la Victoria, situado en la ermita. En 1735, el obispo Nogués comunica su decisión de crear el seminario detrás de su palacio, se llamará el Seminario Sacerdotal del Dulcísimo Corazón de Jesús. Hacia 1836 se decide ampliar y se inaugura en 1860 el Seminario Conciliar de la Inmaculada Concepción, que es destruido en 1924 por un incendio. Se constuye otro nuevo cerca de la Ciudadela en 1926, que es el que está ahora vacío y abandonado. De 1850 a 1950 se formaron más de 1.500 estudiantes.
Da mucha pena verlo .Estuve muchos cursos y guardo recuerdos muy bonitos.
ResponderEliminarSi que da pena porque hace pocos años que está cerrado y su estado es de abandono total.
ResponderEliminarSilencio, frío y soledad en una habitación austera. Miedo. Rezos forzados y, también,alguna energía positiva que aún permanece.
ResponderEliminarSon recuerdos elementales de siete años de mi vida en ese lugar en el que amé el silencio,mi fiel confidente.