Sarratones

Las pistas están protegidas. La llave la tenemos todos los de la zona. Tratan de evitar el destrozo de los montes, sobre todo con los quads y otros vehículos pesados.

La fuente de Sarreales, buenísima y fresca. Todos los años hay una persona curiosa que pone hojas en los diferentes chorros y se puede beber con comodidad.

El camino es costero aunque aquí no se aprecie.

Hace unos cientos de años, esta montaña se desplomó y enterró un poblado.

En el centro Lanuza.

Mis queridos narcisos silvestres.

Se nota que empiezan a brotar.

El invierno y la reciente nieve deja ese aspecto desolado pero muy pronto estará intensamente verde.

Una topera abierta!

Bajando por el camino.

Sierra Telera al fondo.

Hoy sí he subido a ver los arbolicos. Me he calzado las botas de montaña, he cogido mi inseparable palo de avellano, la gorra y la cámara. (Tenemos palos de montaña pero ... yo sigo con el que Marcos me hizo hace un montón de años). He subido bien. Una vez en el campo, con el silencio sólo roto por los cantos de los pájaros, en la hierba mullida ... me he sentado junto a la mata centenaria o milenaria de narcisos florecidos y han pasado por mis ojos todos los recuerdos a borbotones ... el sitio de donde él me cogía un ramo de fresas todos los años, la ladera por la que se deslizaba como un corzo para coger setas, la acequia que  canalizaba y limpiaba, el tubo de goma con el que regaba los arbolicos procedente del barranco, la horca de hierro que allí se quedó!